lunes, 18 de mayo de 2015

La palabra Biología, su origen

La palabra Biología aparece escrita por vez primera en un texto de Hanov en 1766 titulado Philosophiae naturalis sive physicae dogmaticae: Geologia, biologia, phytologia generalis et dendrologiam vel terrae, rerum viventium et vegetantium in genere atque arborum scientiam, publicado en Halle (Alemania). A continuación ,…. la palabra desaparece de los textos escritos y vuelve a aparecer en 1802 en dos ocasiones independientes, que son:

·         Biologie oder Philosophie der lebenden Natur für Naturforscher und Aertze, texto de Treviranus, publicado en Göttingen, e
·         Hydrogéologie de Lamarck, publicado en Paris.

Es en la obra de Lamarck (1744-1829), en donde aparece la definición de Biología:
Ainsi toutes ces considérations partagent naturellement la physique terrestre en trois parties essentielles, dont la première doit comprendre la théorie de l’atmosphère, la Météorologie ; la seconde, celle de la croûte externe du globe, l’Hydrogéologie; la troisième enfin, celle des corps vivans, la Biologie.
Así todas estas consideraciones reparten naturalmente a la física terrestre en tres partes esenciales, de las cuales la primera debe comprender la teoría de la atmósfera, la Meteorología; la segunda, la de la corteza externa del globo, la hidrogeología; la tercera, en fin, la de los cuerpos vivos, la Biología.

Biologie (la): (voyez p. 186.) C’est une des trois parties de la physique terrestre; elle comprend tout ce qui a rapport aux corps vivans, et particulièrement à leur organisation, à ses développemens, à sa composition croissante avec l’exercice prolongé des mouvemens de la vie, à sa tendance à créer des organes spéciaux, à les isoler, à en centraliser l’action dans un foyer, &c.

Biología (la): Es una de las tres partes de la física terrestre; comprende todo lo que se relaciona con los cuerpos vivientes, y particularmente su organización, sus desarrollos, su composición creciente con el ejercicio prolongado de los movimientos de la vida, su tendencia a crear órganos especiales, a aislarlos, a centralizar su acción en un hogar,…..
Urge por lo tanto, de momento, reconocer que Lamarck es el padre de la biología, aunque su criatura no se desarrollará hasta muchos años después, por ser su autor un adelantado a su tiempo.
Habrá que ir reconociendo también lo mal tratado que su genio ha sido por la historia, ¿por qué?…. En primer lugar precisamente por eso: por ser Lamarck un adelantado a su tiempo, y porque quienes pecan de exceso de talento o de inteligencia pueden ser castigados con el maltrato de sus contemporáneos, primero y a menudo también de la historia, después. Lamarck era un adelantado porque su tiempo era más propio de la Historia Natural que de la biología. Cuvier (1769-1823), profesor como Lamarck en el Jardin des Plantes era más conservador que Lamarck y su división del Reino Animal en cuatro Grupos (vertebrados, moluscos, articulados y radiados) siguiendo planes estructurales de organización está presente en toda la obra de Historia Natural publicada a lo largo del siglo XIX. Los libros de texto, la organización académica en general, en una palabra, la episteme, a lo largo del siglo XIX son más próximos a la Historia Natural de Cuvier, a la clasificación y ordenación de los objetos de la naturaleza que la búsqueda de cuantos motivos comunes hay en ellos (biología). Como disciplina coherente, la biología no existió hasta mucho después. No hubo libros de biología hasta muy a finales del siglo XIX ni Facultades de Biología hasta ya entrado el siglo XX. Si además, consideramos que la Biología es una disciplina experimental, la historia del siglo XIX está llena de hitos, personas, experimentos, situaciones que fueron necesarias para que pudiese desarrollarse la Biología, a la par que se daba el cambio en el concepto de lo vivo.

Nota añadida el 14 de Noviembre de 2009:
Leyendo el libro 

“La Corona de las Ciencias Naturales. La medicina en el tránsito del s XVIII al XIX” de Elvira Arquiola y Luis Montiel, he encontrado  (p 161) que la palabra Biología puede leerse también en la obra de Th. G. A. Roose (1771-1803) titulada Grundzüge der Lehre von der Lebenskraft (Fundamentos de la doctrina de la fuerza vital) publicada en 1797 así como también en la obra de Burdach (1776-1847) titulada Propädeutik zum Studium der gesamten Heilkunst- Ein Leitfaden akademischer Vorlesungen (Propedeutica para el estudio de la medicina general. Un guión para las lecciones académicas) de 1800.

(Artículo integro de Emilio Cerventes publicado en Madrid Ciencia y Tecnología en el 2007)